Santa Claus está triste en Navidad

Santa Claus está triste en Navidad

Santa Claus está triste en Navidad

Se respira en el ambiente que el invierno está cada vez más cerca. Las temperaturas han bajado y ya hemos tenido que sacar los abrigos del armario para no pasar frío. Pero eso no es todo... La calles comienzan a iluminarse, y no solo porque los días son ahora más cortos. ¡La Navidad y Santa Claus también están en camino!

En algún lugar de Laponia, Santa Claus, el padre de la Navidad, sabe que ya se acerca la noche en la que millones de niños y niñas de todo el mundo le esperan para recibir sus merecidos regalos. Sin embargo, entre tanto pedido, Santa Claus no está tan ilusionado como debería. Intenta concentrarse en repartir el trabajo entre todos sus ayudantes, pero hay algo que le preocupa y no le deja pensar.

El reloj seguía avanzando y el pobre Santa Claus no sabía qué hacer. Así que decidió pedir ayuda a los Nadurines y contarles su problema. Había escuchado que ellos eran cuidadores del planeta y pensó que quizás podrían ayudarle. Neala y Darwin recibieron una llamada especial, y aunque no sabían de qué se trataba, decidieron acudir. Si alguien que hacía feliz a tantos niños y niñas necesitaba ayuda, ellos no podían negarse.

Aunque les costó un poco encontrar el lugar, la nariz roja de Rudolph les indicó el camino hasta la puerta de Santa Claus. Allí le encontraron sentado en su sofá entre lágrimas, así que sin dudarlo se acercaron a él para preguntarle por qué estaba tan triste. Santa Claus no conocía personalmente a Neala y Darwin, pero sintió que podía confiar en ellos...

-¿Qué te sucede Santa Claus? ¿Por qué estás tan triste? -dijo Neala-. Nos han dicho que en Navidad todos los niños y niñas del planeta están pendientes de ti, ¿por qué eso ya no te hace ilusión?

- No se trata de eso, Neala -dijo Santa Claus-. Para preparar la Navidad, muchas familias están utilizando abetos de verdad para hacer sus árboles, y talarlos hace mucho daño a este planeta que debemos cuidar...

Neala y Darwin se miraron con sorpresa, ya que al no conocer qué es la Navidad, no sabían que esto estaba sucediendo. -Tenemos muchos y muchas detectives que nos informan, ¡y tú acabas de convertirte en uno de ellos, Santa Claus! -dijo Neala-. No te preocupes, ¡vamos a contarles a ellos lo que te pasa y encontraremos una solución!

Y así, Neala y Darwin se pusieron manos a la obra y comenzaron a crear nuevos árboles hechos con papel y trozos de tela, y a repartirlos entre los niños y niñas que conocían para que corriera la voz en sus casas. Si bien talar árboles para satisfacer las costumbres humanas no es sostenible para el planeta, tampoco lo son las alternativas de plástico que encontramos en los supermercados. Estos se fabrican con derivados del petróleo y resultan, como todo lo que contiene plástico, muy dañinos.

Por eso, ¡debemos utilizar nuestra imaginación y crear otros diseños que enseñar a Santa Claus cuando venga a casa! Si utilizas tela, solo tienes que cortar dos trozos con forma de árbol del tamaño que tú quieras, rellenarlos con algodón o espuma y coser los bordes.

Y si utilizas cartón, corta dos triángulos con una raja en el medio en la parte inferior. Este espacio te ayudará a encajar las dos piezas para que se aguanten de pie. También, si ya tienes plantas en casa, puedes probar a adornarlas. ¿Quién dice que solo vale un abeto en Navidad?

Ya son muchas las casas que han comenzado a sustituir los abetos por otras manualidades. Y a Santa Claus también le han gustado mucho nuestras ideas para no recurrir a la tala de abetos. Y a ti, ¿te han gustado? ¿Qué otras se te ocurren para decorar tu casa en Navidad?

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